miércoles, 15 de mayo de 2013



FALACIA "AD HOMINEM"

Hace unos cuantos días, en el programa de La Sexta, El Intermedio, presentado por el Gran Wyoming, escuché que uno de los columnistas habituales del diario El Mundo (creo recordar que era Luis María Ansón, aunque no estoy seguro de ello al cien por cien) escribió un artículo de opinión cuyo objetivo era criticar y desmontar los argumentos de la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau.

El columnista de El Mundo esgrimía que Ada Colau no tenía legitimidad para ser la abanderada de la lucha contra los desahucios y las hipotecas abusivas porque no tenía hipoteca. El argumento del periodista era que Ada Colau no podía defender los derechos de las personas y familias afectadas por las salvajes hipotecas ya que ella no estaba pagando una hipoteca, y, por tanto, no sabía qué era aquello y no era la persona adecuada para estar al frente de la PAH y revelarse contra los desahucios y las jugarretas que han llevado a cabo los bancos.

El columnista, para criticar a la activista catalana, no rebate sus argumentos, sino que ataca a Ada Colau, centrándose en una característica (que no tiene hipoteca) para desacreditarla. Por lo tanto, nos encontramos ante una falacia del tipo “ad hominem”, que es “el intento de contrarrestar reclamaciones o conclusiones mediante el ataque a la persona, en lugar de tratar el argumento en sí”.

El lector puede darse cuenta de que el periodista no está dando argumentos, sino que simplemente está expresando su opinión de una manera no razonable. En cambio, a veces, el lector también puede ser presa de la falacia.

Rubén López

lunes, 13 de mayo de 2013

NON-SEQUITUR

Ayer pudimos enterarnos de que el piloto valenciano de Moto GP Héctor Barberá había atendido a los medios de comunicación para defenderse ante las críticas que le tachaban de violento o machista por haber agredido a su novia durante el pasado Gran Premio de Jerez. Recordemos que Barberá fue condenado, en un juicio rápido que se celebró la semana pasada, a 6 meses de prisión, y su novia a 5 meses por unas agresiones mutuas.
Lógicamente, toda persona que intenta lavar su imagen ante la opinión pública debe recurrir a unos argumentos para ello. Pues bien, este piloto profesional se defiende diciendo que “tengo dos hermanas, en la vida se me ocurriría hacer daño a una mujer”. Para empezar, este punto de partida resulta contradictorio con el hecho de que también manifestara “ambas partes aceptamos la resolución del Juzgado de Jerez”, porque si ni siquiera se le ha ocurrido agredir a una mujer, ¿Cómo es que acepta una sanción por agresión?
Ahora vayamos al argumento. La premisa es que tiene dos hermanas. La conclusión es que jamás haría daño a una mujer. Dicho esto… ¿la conclusión deriva de la premisa? Si eso fuera cierto, ningún hombre que tenga alguna hermana habrá hecho daño a una mujer, y lamentablemente, entre los miles de condenados cada año por agredir física o verbalmente a su pareja o ex-pareja  seguro que hay hombres que tienen hermanas. Démosle otra vuelta de tuerca, si tener una hermana es una demostración de que no se puede hacer daño a una mujer, ¿Cómo es que hay varones que sin tener hermanas no agreden  a las personas del sexo opuesto? La respuesta se basa en que hay otras premisas que si van acorde con la conclusión de no ejercer la fuerza contra las mujeres; pero el mero hecho de tener una o dos hermanas no lo es.
Por tanto, podemos afirmar que Héctor Barberá ha cometido una falacia de “no procede” (Non-Sequitur en latín) porque ha empleado un argumento en el que la conclusión no se desprende necesariamente de las premisas.
El enlace a la noticia en el diario ABC es el siguiente:
JORGE CALLEJA

miércoles, 8 de mayo de 2013

Los topos no compartidos del ministro de Interior


“El aborto tiene poco que ver con ETA, bueno tiene algo que ver, pero en fin…” Estas eran las palabras que pronunciaba, ayer, en rueda de prensa el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. Unas declaraciones que suscitaron, irremediablemente, polémica entre los principales partidos de la oposición, PSOE e IU, y entre aquellos ciudadanos que atónitos ante la radio, el televisor o ante cualquier red digital de noticias, intentaban digerir, sin éxito alguno en la mayoría de los casos, la idea que acababa de emanar de la razón del dirigente popular.

                Las palabras del ministro de Interior tenían como fondo mostrar un rotundo y total apoyo a la reforma que su compañero, el ministro Alberto Ruiz Gallardón, había realizado de la Ley del Aborto. El desmarque por gran parte del PP respecto a la ley anterior elaborada por la anterior ministra, Bibiana Aídos, es uno de los motivos principales por los que las relaciones en busca del consenso para esta nueva ley han quedado entroncadas en un punto de difícil, si no imposible, acercamiento.

                Desde la cúpula de los populares se ha manifestado siempre la intención de rescatar y orientarse en la ley de 1985 y que, en esos momentos, se aprobó dentro de ambas cámaras con el consenso entre los principales partidos. Sin embargo, la oposición afirma que es una ley que ya no se adapta a la evolución que, en estos más de veinticinco años, ha sufrido la ciudadanía española. La erradicación de triviales estereotipos y la superación de algunas barreras hasta entonces infranqueables, tales como la no reprobación de la homosexualidad o la libertad de culto sin crítica alguna, son los principales motivos por los que los valores de un sector significativo de la sociedad española han cambiado, según intentan demostrar, día tras día, los partidos de corte progresista del hemiciclo.

                Así pues, partiendo de esta base, la argumentación del ministro de Interior habría de encaminarse hacia el convencimiento de aquellos partidos y ciudadanos que, en la actualidad, no comparten los mismos valores que imperan en la línea de mando del gobierno. En un principio, emisor y receptor tendrán una serie de valores diferentes, pero sin embargo, el ministro de Interior, en su discurso, no se acerca a los topos de de los receptores, en este caso los ciudadanos y los partidos políticos. Además, tampoco utiliza un contra argumento para potenciar el efecto del anterior argumento, sino que se limita a comparar el aborto con la banda terrorista ETA.

                La inclusión de este grupo armado dentro de la argumentación desconcierta a muchos políticos y ciudadanos, debido a que en el sistema de valores de estos no es equiparable el asesinato de un ser humano a la perdida voluntaria o, en algunos casos, forzosa de un cigoto o feto. En cambio, para el ministro y la mayoría de los líderes populares sí que lo es.

                El resultado de la argumentación, como se ha adelantado en los primeros párrafos y se ha podido deducir en los siguientes, no ha sido exitoso en la mayoría de los receptores. Una argumentación donde no se comparten los topos con el receptor y no se usa ningún contra argumento para intentar, al menos, cambiar la visión de los receptores está destinada al fracaso, y éste es uno de esos ejemplos.
 
ANTONIO PARDO.

martes, 16 de abril de 2013

LOS ACTOS DE HABLA: EJEMPLO Y DUDAS

Escribo esta entrada como segunda parte de mis consultas, porque la teoría de los Actos de Habla de Searle se me resiste todavía en uno de sus puntos, considero yo, más interesantes: Los actos de habla indirectos, es decir, aquellos que guardan una fuerza ilocutiva que no es la que podríamos pensar de una forma "pragmática" por sus indicadores gramaticales explícitos.

Comenzaré por enumerar las tres oraciones en las que basaré mi entrada: Te sugiero que no sigas por ese caminoEnhorabuena: Has conseguido acabar con mi paciencia;   Pero, ¿cómo has sido capaz de mentirme?

Según Searle, hay una serie de indicadores de fuerza - a los que me he referido antes como gramaticales- que, para los propios enunciados realizativos, permiten su reconocimiento inmediato como tipos de actos de habla. Lo que sucede es que para que estos enunciados sean felices, es decir, exitosos, deben reunir unas condiciones de éxito: preparatorias y de sinceridad. 

En el caso de los enunciados que he encontrado, considero que, siguiendo los indicadores de fuerza, los tres representarían actos de habla ilocutivos con intención de aconsejar, felicitar y preguntar, respectivamente. A pesar de que nuestro cerebro, como hemos comentado desde el primer día, es bioquímico, enseguida comprendemos que no es lógico que se nos felicite por haber desquiciado a alguien, se nos sugiera que no sigamos por un camino (supongamos que las condiciones preparatorias reflejan un tono serio), o se nos interrogue por nuestra habilidad de mentir a alguien.

Decimos entonces que tienen una fuerza ilocutiva indirecta, es decir, que por nuestro conocimiento del contexto y del mundo, lo que sabemos es que A amenaza a B en la primera oración, en la segunda, A insulta a B, y en la tercera, A recrimina a B algo o le pide explicaciones. Es decir, que, segun Searle, las condiciones esenciales que están presentes en estos enunciados avanzan cualitativamente:

- En el primero, no se cuenta con una sugerencia, sino que hay una intención de amenaza o de obligación por parte del emisor.
-En el segundo, A no tiene ninguna intención de felicitar a B. La fuerza ilocutiva indirecta llega al desprecio o al insulto.
-En el tercero, A no realiza una consulta a B, sino que le está recriminado la acción de mentir.

Entonces, en lugar de los tres enunciados iniciales, nuestro cerebro entiende estos:
- Ni se te ocurra seguir por ese camino.
- Siéntete mal, has acabado con mi paciencia.
- ¿Por qué me has mentido?

De todo ello surgen dos dudas: ¿Es válida esta "traducción" de los actos de habla del principio en estos últimos? ¿Podría considerarse el segundo de los tres ejemplos una implicatura conversacional particularizada que incumple la máxima de cualidad (se dice algo que se cree falso, porque se da la enhorabuena por algo que no la merece)?





viernes, 12 de abril de 2013

OTRA DE... ¿FRANCESES?

Hace escasos dos días, la Vanguardia titulaba una de sus noticias mediante este titular El magnate francés del lujo Bernard Arnault ya no quiere ser belga”. Es evidente que para que dicha afirmación sea posible, se parte de la presuposición de que el citado dueño de los artículos de lujo Louis Vuitton si que quería ser belga en el pasado. Sin embargo, las presuposiciones y el Principio de Cooperación de Grice están más ligados de lo que parece, pese a que en la asignatura lo demos como apartados diferentes (el tema del Principio se estudia junto con las implicaturas). Me atrevería a decir que para el cumplimiento del Principio de Cooperación, es necesario que se asuman las presuposiciones. Me explico; el titular de la Vanguardia cumple con todas las máximas que se desarrollan a partir del Principio de Cooperación. Si nos centramos en la máxima de modalidad, la cual hace referencia a la claridad de las intervenciones, diríamos que se cumple ya que no genera ninguna ambigüedad (como corresponde a un titular informativo). No obstante, si esto se cumple, es porque el lector ya sabía que Arnault había solicitado la nacionalidad belga o bien porque su subconsciente asume la presuposición que va implícita en el titular. Es decir, si alguien no comprendiera que el multimillonario francés había pedido la nacionalidad belga, entonces seguramente pensaría que dicho titular incumple la máxima de modalidad por la existencia del adverbio de tiempo “ya”, y por tanto creería que la afirmación no se está exponiendo del modo más claro posible.
A raíz de este titular, también quisiera realizar una reflexión sobre el uso del verbo “querer” en la prensa en general. En realidad, los deseos y pensamientos de alguien solo los puede saber esa persona, ya que es la única dueña de su mente. Dicho de otro modo, cada uno tan solo puede saber lo que quiere el mismo, no los demás. Por consiguiente, cada vez que sale el verbo querer en la prensa atribuido a una tercera persona, lo que en el fondo está diciendo es que ese ciudadano presenta síntomas, indicios o conductas de desarrollar una determinada acción. En el caso de Arnault, aparece el verbo “querer” porque el indicio ha sido que ha retirado la petición de recibir la ciudadanía belga. Lógicamente en la prensa se utiliza el verbo querer porque así es mucho más breve a la hora de redactar.
 

Escrito por: Jorge CALLEJA

miércoles, 10 de abril de 2013


En la edición del lunes del diario El País, la corresponsal en Moscú, Pilar Bonet, escribió un artículo sobre la visita del líder ruso, Vladímir Putin, a Alemania y Holanda, visita que se iba a desarrollarse, explica Bonet, en un contexto de tensión debido al acoso que se está realizando en Rusia a las ONG y a los derechos de los homosexuales. La periodista escribe en el octavo párrafo de su texto: “En Holanda, la segunda etapa de su visita, Putin puede encontrarse con protestas de la comunidad gay, que se opone a una ley que prohibirá la propaganda de la homosexualidad a escala del Estado ruso. Este documento fue aprobado en primera lectura por la Duma Estatal (la Cámara baja del Parlamento) a fines de enero y está previsto que sea examinado en segunda lectura antes de fines de mayo. El texto se inspira en legislación contra la propaganda de la homosexualidad entre los menores que existe ya en distintas unidades administrativas rusas, como Novosibirsk o San Petersburgo, pero es mucho más vago a la hora de definir lo que se entiende por propaganda.” Al leer la última frase, de primeras, no queda claro si lo que existe ya en distintas unidades administrativas rusas, como Novosibirsk o San Petersburgo, es la legislación contra la propaganda homosexual entre los menores, o bien lo que existe solamente es la propaganda de la homosexualidad entre los menores, y no la legislación. Por el contexto, se comprende que lo que existe en las unidades administrativas rusas es la legislación contra la propaganda de la homosexualidad entre los menores. Pero se comprende de esta forma por la lectura del resto del párrafo, es decir, es el contexto el que nos permite saber con mayor certeza a qué se refiere verdaderamente la afirmación: si lo que existe es la legislación contra la propaganda, o únicamente la propaganda. En resumen, las palabras de Pilar Bonet generan ambigüedad, en absoluto son una muestra evidente de claridad. Se incumple el principio de cooperación de Grice, concretamente la máxima de modo, y se genera una implicatura conversacional.

Rubén López

jueves, 28 de marzo de 2013

AMENAZAN A QUIEN HIZO... / AMENAZAN DEBIDO A...

Ahora mismo, el diario El Mundo, publica en su versión digital "Amenazan de muerte al juez que imputó a Sarkozy". La noticia trata sobre el juez Jean-Michel Gentil, ya que ayer por la noche recibió una carta amenazante con varios casquillos de bala. El Sindicato de Magistrados francés denunció el hecho y la policía francesa se encuentra investigando el asunto para dar con el paradero de los autores de las amenazas. Sin embargo, yo cuando leo el titular no pienso eso, sino que me hago la idea de que le han amenazado por haber llamado a declarar al expresidente francés conservador Nicolas Sarkozy. No obstante, en ningún momento se establece ninguna relación de causa-consecuencia entre Sarkozy y la amenaza; ya que "que imputó a Sarkozy" tan solo es una proposición subordinada adjetiva, cuyo antecedente es el sustantivo juez. De hecho, el diario El Mundo no se conforma con emplear dicha subordinada, sino que además explica por que Gentil tomó declaración a Sarkozy. Fue por el caso Bettencourt, ya que Sarkozy presuntamente se aprovechó de la demencia senil de la dueña del imperio cosmético de L'oreal, Liliane Bettencourt, para financiar su campaña electoral en 2007 (cuando se hizo con la presidencia de la nación gala). ¿Por qué El Mundo no tituló "Amenazan de muerte al letrado francés Jean-Michel Gentil", y por qué explica el caso Bettencourt en la noticia? Además, seguro que ese juez ha tenido a lo largo de su vida profesional muchos mas casos aparte de la investigación sobre Sarkozy. La respuesta a las preguntas anteriores bien podría encontrarse en el Principio de Cooperación de Grice, ya que debido a la Máxima de relación o relevancia, esperamos que todo lo que se nos diga sea algo de considerable importancia y que haya que tener en cuenta. De lo contrario, no se diría. El Mundo utiliza ese titular ya que así consigue generar la atención de los lectores, ya que el subconsciente humano va a relacionar a la amenaza con Sarkozy, debido a la máxima de relevancia explicada anteriormente.

El enlace a la noticia es el siguiente: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/28/internacional/1364441434.html

Escrito por: Jorge CALLEJA

martes, 19 de marzo de 2013

LOS ACTOS DE HABLA: MARIANO RAJOY

Inauguro las entradas consultivas del grupo EntreLetras...

Tras la visualización del vídeo del presidente del Gobierno en el que niega categóricamente su vinculación con el caso Bárcenas, me gustaría señalar una serie de enunciados que considero constituyen unos actos de habla ilocutivos de categorías concretas, pero en los que no aparecen especificadas formas lingüísticas características de ellos:

- "Nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte". Considero que este es un acto de habla ilocutivo del tipo compromisivo, ya que lo que Mariano Rajoy pretende es lograr en el receptor la actitud de creer en sus palabras y su versión de los hechos. Salvo una ristra de cópulas negativas, adverbios de negación y adjetivos indefinidos, no hay una forma lingüística que especifique que así lo sea (no dice "juro que" o "prometo que", por razones de su cargo, etc.). 
Sin embargo, del mismo modo me atrevo a considerar que, en lugar de ser compromisivo, es un acto de habla descriptivo, pues la oración es enunciativa y la única diferencia con un asertivo explícito es que este último incluiría "afirmo que", "declaro que"... 
Otro asunto es si reúne las condiciones de éxito para ello, que no las posee por la dificultad de las personas de creer en unas palabras que no pueden demostrar la veracidad de lo que enuncian por existir pruebas físicas de lo contrario.
Descarto la posibilidad de que sean realizativos: ni sus emisiones son acciones ni quedan impunes ante la posibilidad de juzgarse como falsos o verdaderos.

Las demás frases con las que encuentro el mismo problema son las siguientes:

- En este partido no se pagan cantidades que no hayan sido registradas en la contabilidad del partido ni que resulten físicamente opacas.

-No es cierto que hayamos percibido dinero en metálico que hayamos ocultado al Fisco.

- Todas nuestras retribuciones se han ajustado a la más estricta legalidad a lo largo de todos estos años.

¿Compromisivos o asertivos?  He ahí mi comentario. 


domingo, 10 de marzo de 2013

UN POCO DE PUBLICIDAD...


Los publicistas se caracterizan por estudiar el comportamiento que vamos a desarrollar tras ver anunciados sus productos. Del mismo modo que los consumidores no estamos capacitados para desentrañar el poder de este lenguaje (parece como si, simplemente, aceptásemos el impulso a comprar), los anunciantes juegan con nuestras reacciones.
No esperan que nos hagamos partícipes de un diálogo con ellos, sino que la única que respuesta que esperan es la adquisición de sus productos. Es decir, que debemos esperar que incumplan el Principio de Cooperación de Rice y pensar que serán oscuros, ambiguos y desordenados, porque su única intención es destruir nuestra bioquímica para introducir un deseo que, posiblemente, no teníamos.
Es lo que ocurre con este anuncio de la marca de gomina, laca y espuma para el pelo Giorgi, protagonizado por David Bisbal. El cantante ya comienza su monólogo con una frase que deja descolocado al receptor: ¿Cómo lo hago para seguir siendo yo mismo? Cuidando lo que me define. Es un doble sentido de manual, porque ¿qué define a Bisbal? ¿Es su laca (la función del producto es definir el pelo? ¿Su personalidad?... El consumidor ya tiene un primer dato: el producto que le anuncian cuida y define. He aquí la primera implicatura conversacional generalizada, que incumple una de las cuatro submáximas de modo: No evita la ambigüedad.
Pero la frase que no deja indiferente a quien ve este anuncio es “Se fijarán en ti”. ¿La gente se fijará en mí si utilizo Giorgi? ¿O la espuma hará que mi pelo se fije y permanezca definido? Otro doble sentido y otra implicatura que es igual que la anterior. El anunciante espera que, ante la ambigüedad de esta expresión, aceptemos los dos interrogantes como buenos, y ello nos acerque más a la compra del producto. Implicaturas en la publicidad, efectividad del mensaje.


McDonald’s es otro clásico de los eslóganes publicitarios. Desde su universal I’m lovin’ it hasta uno de sus últimos recursos publicitarios ¡Qué poco te cuesta!, la cadena de comida rápida más exitosa del mundo ha utilizado innumerables estrategias comerciales para aumentar su imperio del fast food. Incluso a las presuposiciones. Sin ir más lejos, el anuncio con el que McDonald’s promociona su nueva campaña de 2013 es un gran ejemplo de su juego con las relaciones de sentido. El nuevo eslogan que difunde es en McDonald’s, lo importante no es que vengas, es que vuelvas”. Parece un juego de palabras sin importancia, pero engloba una presuposición que es poderosa en la forma: Volver es un verbo iterativo que implica que ya se ha estado alguna vez en algún sitio. Si lo importante para McDonald’s es volver, es porque, al menos, se ha ido una vez. Además, el verbo volver no implica solo una segunda vez, sino que nuestro cerebro lo asocia con un hábito de consumo en esta cadena de restaurantes más arraigado. Sumado a una serie de recursos visuales (diseño de los restaurantes, precios económicos en gran gama de productos, servicios adicionales), el efecto de esta relación de sentido es total.



Por FRAN GIMÉNEZ ESCALONA

sábado, 9 de marzo de 2013

Cuatro apuntes sobre el matrimonio homosexual (Luis del Pino).


Ayer (por el 3 de marzo), el ministro de Interior hizo unas declaraciones absurdas sobre el matrimonio homosexual, a las que inmediatamente se ha respondido con descalificaciones del ministro no menos absurdas, por parte de los defensores del matrimonio homosexual.
Permítanme unos cuantos apuntes sobre el tema, porque me parece que el nivel del debate es francamente penoso.

1) ¿Qué derechos tienen los homosexuales?
Aunque todos solemos recurrir a esa forma abreviada de hablar (derechos de las mujeres, derechos de los murcianos, derechos de los castellanohablantes), se trata simplemente de una abreviatura. Y esas abreviaturas son peligrosas cuando se las toma en sentido literal, porque conducen a la imposición de normas discriminatorias.
Los "derechos de los homosexuales" no existen, como tampoco existen los "derechos de los heterosexuales". Y no existen por la misma razón que no existen los "derechos de los negros" o los "derechos de los blancos": porque suponer la existencia de derechos inherentes a la raza constituiría, en sí mismo, la plasmación de una diferencia por origen racial.
Lo único que existe son los "derechos de las personas", que le corresponden a toda persona por el simple hecho de ser persona, no por lo que esa persona sea.
2) ¿Se trata de un tema privado? ¿Se trata de una cuestión moral?
En el debate sobre el matrimonio homosexual, frecuentemente encuentro repetido el argumento de que quién es nadie para decir si deben o no casarse las parejas homosexuales o para imponer una determinada concepción moral del matrimonio. Pero se trata de otro equívoco más.
Lo que se debate no es cómo elige cada uno su vida sexual. Eso es un tema privado y a nadie se le impide hoy en día vivir con una señora, o con un señor, o con tres de cada sexo.
Tampoco es un debate semántico sobre a qué "llama" cada uno matrimonio. Por la sencilla razón de que a mí nadie me impide irme a vivir con dos señoras y llamar YO a eso matrimonio o referirme a cada una de ellas diciendo "una de mis esposas"
El problema real no es a qué se LLAMA matrimonio sino a qué se RECONOCE jurídica y socialmente como matrimonio. Es decir: quién puede optar a ventajas fiscales, pensiones, adopción, etc.
Por tanto, no es en absoluto un tema privado ("Deja que YO me case con quien quiera"), sino un tema completamente público ("Quiero que LA SOCIEDAD me reconozca mi matrimonio, con todos los efectos jurídicos y económicos correspondientes").
En consecuencia, es un tema que afecta a toda la sociedad, porque reconocer una ventaja fiscal o un disfrute de pensión implica que el resto de la población tiene que asumir el coste correspondiente.
Así que por supuesto que el tema del matrimonio homosexual puede, y debe, ser discutido por la sociedad, como puede y debe ser discutido el tratamiento que se le da al matrimonio heterosexual o al poligámico.
3) Para los que quieran debatir en serio sobre el tema
Para los que quieran debatir en serio sobre el matrimonio homosexual, y enterarse de cuáles son los conceptos que se ventilan, adjunto aquí el enlace a los artículos que en su día escribí sobre el debate vivido en torno a este tema en California. Se trata de un debate interesantísimo y que plantea cuestiones importantes sobre cuál es la definición de "derecho" y sobre cuáles son los límites (si es que existen) de la voluntad popular en una democracia.

4) Tres preguntas a modo de resumen
Pregunta para un bando: ¿por qué habría que legalizar el matrimonio homosexual y no el matrimonio poligámico?
Pregunta para el otro bando: ¿por qué a una pareja heterosexual estéril sí se le puede dar tratamiento jurídico de matrimonio y a una pareja homosexual no?
Pregunta para los dos bandos: en una democracia, ¿quién decide qué es un derecho y qué no lo es, y cómo lo decide?
RELACIONES DE SENTIDO
1 – “Aunque todos solemos recurrir a esa forma abreviada de hablar”: Presupone que, como nombra a continuación, cuando hay un tema polémico, casi todo el mundo utiliza una serie de términos que, según el autor, son abreviaturas de lo que sería el término correcto.
2 – “Los "derechos de los homosexuales" no existen, como tampoco existen los "derechos de los heterosexuales". Y no existen por la misma razón que no existen los "derechos de los negros" o los "derechos de los blancos"”: Estas frases entrañarían que  en el mundo hay homosexuales, heterosexuales, negros y blancos y que cada cual tiene unos derechos por ser persona y no por su raza, orientación sexual, etc.
3 – “, no es en absoluto un tema privado”: Es una contradicción ya que supone que es un tema público.
4 – “…en su día escribí sobre el debate vivido en torno a este tema en California”. : Esto entraña que en su día también hubo un debate y una polémica sobre el matrimonio homosexual en California y que, como aquí, se discutieron los mismos aspectos.
5 – En el último punto “Tres preguntas a modo de resumen” el autor da por hecho, que el tener un pensamiento u otro entraña que se deban formular esas preguntas a sí mismos para buscar sentido al pensamiento contrario. Estas preguntas entrañan que unos piensan de esa manera y los otros de otra.
ACCIONADORES PRESUPOSICIONALES
Verbo implicativo: “suponer la existencia de”
Verbo de cambio de estado:”solemos repetir”
Verbo iterativo: “encuentro repetido”
Cláusulas temporales: “hoy en día”
Cláusulas de relativo no restrictivas: porque suponer la existencia de derechos inherentes a la raza constituiría, en sí mismo, la plasmación de una diferencia por origen racial”.

Carlos García Tejedor.

miércoles, 6 de marzo de 2013


El pasado viernes 1 de marzo, Juan José Millás publicó la siguiente columna en El País:
¡Cáspita!
¿Cómo digerir lo de los 21.300 euros mensuales que le pagaban a Bárcenas las mismas personas que a usted y a mí nos imponen austeridad?
Como ustedes saben, este periódico es muy bien hablado. Procuramos, por ejemplo, no decir que estamos hasta los cojones para expresar que estamos hartos. Y evitamos en lo posible palabras como mierda. Así que cuando a uno le entran ganas de decir que está hasta los cojones de no ver más que mierda desde que se levanta hasta que se acuesta, se reprime y pone que ya vale, cáspita, de provocar. A ver si no es una provocación lo de los 38 millones de Bárcenas, reunidos a base de llevar la contabilidad de una panadería por las noches y de vender enciclopedias a domicilio los sábados por la mañana. ¿Cómo llamar, por otra parte, a lo de su falso despido y al galimatías en diferido de Cospedal, que en un minuto es capaz de decir más mentiras de las que caben en dos horas? ¿Y cómo digerir lo de los 21.300 euros mensuales que le pagaban las mismas personas que a usted y a mí nos imponen austeridad y nos recomiendan aspirinas para la hepatitis? 21.300 euros, por cierto, de usted y míos, ya que el PP se financia con nuestros impuestos. Por si no bastara, ahora quizá tengamos que hacernos cargo también del paro de ese multimillonario y evasor fiscal, valga la redundancia, que maneja a Rajoy como a una marioneta.
Pero el telediario está empezando. Aún no ha salido la princesa Corinna echándonos en cara los trabajos confidenciales que ha realizado para este pobre país sin cobrarnos un duro (gracias), ni han emitido las imágenes de esa niña con epilepsia a la que Ana Mato ha condenado a muerte. Aún no ha aparecido el analista de turno que calificará a Monti de realista (¿desde qué idea de realidad?) y a Beppo Grillo de payaso (¿comparado, digamos, con Montoro?). Querido redactor jefe, ¿es o no es para escribir con todas las letras que estamos hasta los cojones de la mierda que nos obligan a tragar desde la mañana hasta la noche?


A continuación vamos a entresacar y analizar algunas implicaturas y presuposiciones.

" Cospedal, que en un minuto es capaz de decir más mentiras de las que caben en dos horas"
Juan José Millás muestra aquí una implicatura conversacional particularizada, ya que rompe deliberadamente una de las máximas por lo que el lector también lo percibe de un modo directo. Es decir, no estamos ante un caso de ambigüedad que el subconsciente humano omita, sino que el lector se da cuenta de que lo que se cuenta es imposible que se real al pie de la letra. La máxima que se viola es la máxima de cualidad, debido a que no es veraz dicha afirmación. Solo por el hecho de que alguien diga un número muy elevado de mentiras en un minuto; siempre podrá decir muchas más en dos horas, ya que es un periodo temporal mucho más amplio. Esto se conoce como hipérbole, que es una exageración de la realidad. Por tanto existe una diferencia entre lo que se dice y lo que se quiere implicar. Millás utiliza esa expresión para manifestar que la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, recurre frecuentemente a la mentira. 
"Esa niña con epilepsia a la que Ana Mato ha condenado a muerte"
Al igual que en el caso anterior, se trata de una implicatura conversacional particularizada puesto que el autor ha roto la máxima de cualidad. La información en sí no es veraz por varios motivos: Uno, en España no existe la condena a muerte; dos, Ana Mato no es una jueza, sino una dirigente del Partido Popular (recordamos que en nuestro país existe la división de poderes, de modo que la función judicial no la ejerce el poder ejecutivo), y por último, Ana Mato no ha impuesto ningún tipo de condena, ni sobre esa niña ni sobre nadie más. Estamos por tanto ante una hipérbole, ya que Ana Mato es la actual ministra de Sanidad del Gobierno de España, por lo que Juan José Millás considera que la disminución en el gasto público sanitario del actual ejecutivo conlleva el deterioro de la calidad de vida de los enfermos de epilepsia. De ahí que utilice esa exageración.
"Los 38 millones de Bárcenas, reunidos a base de llevar la contabilidad de una panadería por las noches y de vender enciclopedias a domicilio los sábados por la mañana"
Es una implicatura conversacional particularizada debido a incumplir la máxima de cualidad. Sin embargo, no se ha infringido por usar una hipérbole, sino una ironía. Una vez que se lee todo el texto, queda claro que Juan José Millás no pretende defender la honestidad del ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas, sino denunciar las situaciones en las que alguien se aprovecha de un cargo público para enriquecerse a nivel particular. No obstante, si dijera que "Bárcenas ha robado dinero público", Millás podría verse expuesto a una sanción por omitir el derecho a la presunción de inocencia. Al usar la ironía (que consiste en decir lo contrario de lo que se piensa), el lector sabrá perfectamente que lo que realmente Millás les quiere transmitir es que Bárcenas no se ha enriquecido por llevar la contabilidad de una panadería ni por vender enciclopedias los sábados por la mañana.
"Está hasta los cojones de no ver más que mierda desde que se levanta hasta que se acuesta"
Mediante esta oración se presupone que desde que cualquier ciudadano se despierta y se pone en contacto con la realidad a través de los medios de comunicación, prácticamente tan solo va a recibir información sobre "mierda" (Millás se refiere con este término a los casos de corrupción). La razón de que la oración tenga esa presuposición es que es imposible "estar hasta los cojones" de algo que no suceda. El accionador presuposicional es la locución verbal "estar hasta los cojones", que equivale al verbo factivo "estar harto".
"¿Cómo llamar, por otra parte, a lo de su falso despido?
A partir de esta oración interrogativa, se presupone que se ha anunciado un despido aunque en realidad no hubo nadie despedido. Concretamente, Millás se refiere al caso Bárcenas, ya que la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal anunció que Luis Bárcenas había sido despedido en 2010, pero se ha demostrado que Bárcenas ha seguido ligado al PP hasta hace escasas fechas. Es decir, la base sobre la que se asienta la oración es el falso despido. El accionador presuposicional es el pronombre interrogativo "¿Cómo?"
"¿Cómo digerir lo de los 21300 euros mensuales que le pagaban las misma personas que a usted y a mí nos imponen austeridad?"
La presuposición de esta oración interrogativa es que a alguien le pagaban 21300 euros cada mes, ya que de lo contrario, el autor no se preguntaría acerca de "cómo digerirlo". Una vez que se lee el texto entero, se comprende que a quien pagaban 21300 euros mensuales es a Luis Bárcenas, y quienes lo hacían son algunos de los actuales miembros del Gobierno. El accionador presuposicional es el pronombre interrogativo "¿Cómo?".


 ESCRITO POR: JORGE CALLEJA








martes, 5 de marzo de 2013

IMPLICANDO... AL REY JUAN CARLOS


Es de dominio público que el reinado de Juan Carlos I no atraviesa por su mejor momento. A los escándalos de corrupción que sacuden a la Casa del Rey y las peticiones de abdicación realizadas desde el PSC, se suma el delicado estado de salud del Monarca. Don Juan Carlos pasa estos días en el hospital La Milagrosa por una nueva intervención quirúrgica.
Analizando algunos de los comentarios surgidos tras la operación, es posible descubrir algunas implicaturas conversacionales. Si bien parecen inocentes declaraciones en las que uno puede pensar que tiene toda la información posible, cuando nos paramos a pensar en ellas observamos lo siguiente:
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno: “He visto al Rey muy animado y muy bien… y por ello se ha mostrado convencido de que se recuperará muy pronto”.
S.M. la Reina Sofía: “El Rey se está recuperando muy bien y seguramente caminará un poco esta noche”.
Tanto en las afirmaciones del presidente como de la Reina hay una presencia constante de implicaturas escalares, que, dentro de las implicaturas conversacionales generalizadas, incumplen la máxima de no dar toda la información que se requiere para el propósito de la conversación.
Pues bien, estados de ánimo (animado, convencido) y adverbios de tiempo (pronto) y probabilidad (seguramente). Todo matizado con un cansino “muy”. ¿Por qué ser tan hiperbólicos? ¿Por qué llevar al extremo dos oraciones sobre la recuperación del Rey? Esa insistencia en utilizar lo que los ingleses llaman extreme adjectives nos quiere decir, o bien que es cierto que el jefe del Estado se restablece a marchas forzadas, o bien que, si no se utilizasen estos superlativos, el receptor, esto es, los millones de españoles pendientes del futuro de la Monarquía, comprendería lo evidente: que no solo físicamente, sino anímicamente, don Juan Carlos no se encuentra todo lo bien que precisaría un jefe de Estado en funciones.
No se da la evidencia, se prefiere la frase hecha, la hipérbole. La implicatura escalar sirve aquí para calmar los vientos de abdicación que soplan por el panorama mediático de hoy.

Escrito por: Fran Giménez

lunes, 4 de marzo de 2013

Presuposiciones e implicaturas




Los textos de opinión que aparecen, a diario, en los periódicos están plagados, en su mayoría, de contenido  no argumentado. La persona que lo firma, ya sea un periodista o un docto en el tema a tratar, pocas veces demostrará detalladamente al lector los argumentos que esgrime. En cambio, el autor si se servirá de oraciones que trasladen al lector a su raciocinio, del que difícilmente podrán escapar, al ser arrastrado por un cúmulo de preposiciones o implicaturas.

A continuación, se analiza un texto de opinión escrito por Ana Noguera, en el diario EL PAÍS. Desmantelar el actual sistema político, carente de toda utilidad y enquistado tanto por dentro como por fuera, es la utopía que Noguera persigue a través de cada una de las frases de este texto.

Texto adjunto:
¿Unos ‘pactos de la Moncloa’ contra la corrupción?
"Necesitamos autoridad moral de forma urgente para instaurar las reformas profundas que se impongan a los sistemas de partidos"
Hemos tocado fondo a nivel político. Los últimos datos publicado por EL PAÍS sobre el entramado Bárcenas confirman que esto no es cosa “de cuatro trajes” ni “de cuatro corruptos”, sino una forma de hacer política deshonesta, inmoral e ilegal, que partiendo del estómago del partido ha intoxicado la circulación sanguínea de la democracia.
¿De cuántos contratos públicos amañados hablamos? ¿De cuántas comisiones ilegales? ¿De cuántos tratos de favor, información privilegiada, malversación de fondos, contabilidad paralela y relaciones deshonestas entre empresas y políticos? Lo que estamos conociendo nos sitúa como país en los niveles más altos de contaminación y corrupción, similar a gobiernos dictatoriales, sin sistema de representación democrática y sin separación de poderes.
El entramado no nos deja heridos, sino inhabilitados políticamente. ¿Qué hacemos? Si todo lo publicado es cierto (y la investigación judicial está demostrando lo profundo del asunto), la salida es bien complicada: dejarlo pasar significa estar encharcados en la corrupción a todos sus niveles, hay que tirar de la manta, pero ¿quién?
El problema es que el sistema democrático se tambalea; la mayor situación de descrédito y debilidad la representan los partidos políticos, a quienes necesitamos en estos momentos más fuertes, sólidos, transparentes y democráticos que nunca, pero que en cambio se han convertido en el enemigo ciudadano.
No parece posible que los propios partidos políticos puedan salir por sí solos de esta situación. Al contrario, siguen de forma endogámica, jugando con las mismas viejas reglas que hoy resultan incomprensibles para una ciudadanía harta, indignada y que se siente estafada. No sólo es que se siente estafada, sino que lo ha sido. ¿En manos de quién podemos confiar la transparencia política, la regeneración democrática y el cambio interno de los partidos políticos? ¿A quién se lo encargamos: al presidente de Gobierno?
La reacción de la cúpula del PP ha sido la clásica: negarlo todo, matar al mensajero, y seguir hacia delante a ver si todo escampa. Es cierto que no todos los partidos ni todos los políticos están implicados o manchados. Muchos políticos están dando la cara en las horas más bajas de credibilidad del sistema, denunciando y sacando a la luz las malas prácticas, ejerciendo la política no sólo con honestidad, sino con dosis de heroísmo. Pero la injusta percepción de que todo está corrupto y todos son iguales, les pone enormes piedras en el camino.
Por una parte, tenemos el hartazgo social con el estupor y el descrédito de no confiar en nadie, la corrupción política económica que ha manchado al conjunto de instituciones democráticas sin excepción, que impiden que la Política se ejerza como una solución. Por otra parte, el arco parlamentario actual es demasiado débil para abordar la regeneración democrática de forma profunda: el PP no lo va a hacer (se juega demasiado), el PSOE manifiesta una debilidad interna y orgánica grave, además de arrastrar errores y gestiones pasadas que lo dejan maniatado, y otros partidos que están escalando posiciones, aún mantienen una enorme distancia electoral y parlamentaria que les impide dar un vuelco a la situación.
¿Cómo conseguimos desmontar la élite de poder que ha utilizado las instituciones públicas como cortijos para saquear dinero? Y ¿cómo invertir la pirámide representativa, que permite que sigan gobernando y ejerciendo el poder los que utilizan métodos deshonestos porque el sistema les beneficia (presiones, maletines, comisiones, amenazas …)?
La sociedad civil es la que está demostrando mayor nivel de civismo y compromiso, salvo que no tiene capacidad articulada, ni tampoco le corresponde el papel de sustituir a las instituciones existentes.
Nuestra Constitución española no necesita un lavado de imagen; necesita una profunda revisión que aborde como principal objetivo la reforma electoral, la imprescindible reforma orgánica de los partidos políticos y su financiación, la inspección y vigilancia contra la corrupción y la inmediata sanción de los corruptos que no puedan ser cobijados en el interior de las organizaciones, la separación de los papeles público-privado, los derechos universales e innegociables de los españoles, el crecimiento económico y el ineficaz sistema laboral español, el modelo productivo de nuestro país… entre otros asuntos. No podremos solucionar los problemas económicos y sociales del país, la desigualdad social y el crecimiento laboral, si no abordamos la profunda revisión democrática. Pero, ¿quién tiene en estos momentos autoridad moral para plantear un gran acuerdo por encima de los partidos políticos (que son juez y parte en estas decisiones)?
Al igual que en el año 77 se consiguieron los Pactos de la Moncloa, hoy necesitaríamos un Pacto de Reforma del Sistema Democrático que responda a los desafíos actuales y ponga límites a las perversiones que estamos sufriendo, no sólo desde el ámbito político y económico, sino también moral. Necesitamos autoridad moral de forma urgente para instaurar las reformas profundas que se impongan a los sistemas de partidos.

Ana Noguera es miembro del Consell Valencià de Cultura.


No hace falta esperar mucho para hallar las primeras presuposiciones, presentes en el segundo párrafo del artículo. “¿De cuántos contratos públicos amañados hablamos? ¿De cuántas comisiones ilegales? ¿De cuántos tratos de favor, información privilegiada, malversación de fondos, contabilidad paralela y relaciones deshonestas entre empresas y políticos?” Los accionadores de esta serie de presuposiciones son los pronombres interrogativos cuántos y cuántas. De este modo, la autora del texto sobreentiende que se conoce, de manera generalizada, la existencia de la corrupción, con sus correspondientes contratos públicos amañados, sus comisiones ilegales, sus tratos de favor, etc.

“Lo que estamos conociendo nos sitúa como país en los niveles más altos de contaminación y corrupción, similar a gobiernos dictatoriales, sin sistema de representación democrática y sin separación de poderes.” En esta presuposición, el accionador se encuentra en la comparación que hace Noguera del sistema democrático español con los gobiernos dictatoriales, mediante la estructura comparativa similar que. Así pues, gracias al uso de esta estructura, se consigue equiparar la actual situación democrática con la vivida en los países regidos bajo una dictadura, y así presuponer que las condiciones en ambos sistemas gubernamentales son las mismas.

“La mayor situación de descrédito y debilidad la representan los partidos políticos […] que se han convertido en el enemigo ciudadano. En esta oración, se encuentra una doble presuposición. Por un lado, la atribución del descrédito y la debilidad a los partidos políticos, debido a la expresión referencial. Por otro lado, la utilización del verbo convertir que implica un proceso de enemistas que antes no existía, pero que ya se ha establecido. 

Avanzando en la lectura del texto, encontramos otra presuposición en el siguiente fragmento: “¿En manos de quién podemos confiar la transparencia política, la regeneración democrática y el cambio interno de los partidos políticos?”. Al igual que en la primera presuposición analizada, el accionador de ésta es un pronombre interrogativo. En este caso, quién.

Además, en este mismo párrafo, también, está presente una implicatura conversacional por parte de la autora. “¿A quién se lo encargamos: al presidente de Gobierno?”. Al referirse al presidente del gobierno como posible solución del problema, la autora muestra la incapacidad de Rajoy para liderar las nuevas reformas políticas. De esta manera, se incumple la máxima de cantidad, al aportar más información de la que realmente sería necesaria para la correcta comprensión del lector.

El incesante encadenamiento de presuposiciones e implicaturas en este artículo es, sin embargo, interrumpido por su autora. En el párrafo sexto, encontramos dos frases que sirven como desaccionadores o, mejor dicho, limitadores de los efectos que las presuposiciones habían ido provocando en el lector anteriormente. “Es cierto que no todos los partidos ni todos los políticos están implicados o manchados.” En esta primera oración, se aclara que si bien existe la corrupción, no se ha extendido a todos los partidos. La segunda le sirve a la autora para argumentar su opinión en una base fundada y sustentada en formas de concepción aceptadas universalmente. “Pero la injusta percepción de que todo está corrupto y todos son iguales, les pone enormes piedras en el camino.”

En cambio, estos dos desaccionadores sólo son una pequeña excepción durante todo el texto. La autora, desde este párrafo hasta el final, continuará usando presuposiciones e implicaturas con el objetivo de persuadir y seducir a los lectores de la idea principal del artículo, que no es otra que la incapacidad de los políticos para realizar la imprescindible reforma democrática.

En uno de los párrafos posteriores, se volverá a aludir a la manipulación política y al saque de las instituciones por parte de numerosos agentes políticos. “¿Cómo conseguimos desmontar la élite de poder que ha utilizado las instituciones públicas como cortijos para saquear dinero?” La utilización del pronombre interrogativo cómo desviará la atención del lector de si lo que continúa a ese pronombre es cierto o no. Es decir, lo que acompañe a ese accionador presuposicional será aceptado.

La autora sigue desarrollando su idea del regeneracionismo democrático y, para ello, involucra en el proceso a la ciudadanía. Una ciudadanía que, tal y como describe en el artículo, es una ciudadanía comprometida y con un mayor nivel de civismo que el sector político. “La sociedad civil es la que está demostrando mayor nivel de civismo y compromiso, salvo que no tiene capacidad articulada, ni tampoco le corresponde el papel de sustituir a las instituciones existentes.” En este caso, se atribuye a la sociedad civil, mediante una expresión referencial, un alto nivel de civismo y compromiso que, en ningún caso, está comprobado.

“Pero, ¿quién tiene en estos momentos autoridad moral para plantear un gran acuerdo por encima de los partidos políticos (que son juez y parte en estas decisiones)?” Uno de los últimos coletazos, en sentido literario, que está en el texto es la necesidad del acuerdo por encima de los partidos, el objetivo que Noguera busca desde el comienzo del artículo. Al igual que en otras presuposiciones analizadas, se vuelve a hacer uso del pronombre interrogativo para centrar en él toda la atención del lector, y para no cuestionar la veracidad  del contenido que aparece en la oración.

Como ya hemos comprobado, tras este detallado y minucioso análisis, las presuposiciones y las implicaturas son elementos usados habitualmente por toda persona que se disponga a difundir su mensaje y a convencer a los receptores de la veracidad del contenido de éste. En realidad, estos elementos lingüísticos son herramientas al servicio de emisores que quieren transmitir su verdad y que necesitan ahuyentar o alejar toda especie de duda o incertidumbre en la mente del receptor. No hay ninguna duda de que en muchas de las ocasiones los autores se vean finalmente cazados por lectores con un alto nivel de gramática y conocimiento en el campo de la lógica, pero, en otras, logran esquivar todas los avisos y las barreras presentes en el cerebro del receptor, y pasan a convertirse en verdaderos magos de la palabra, en puros deformadores de la realidad.

 ANTONIO PARDO