martes, 16 de abril de 2013

LOS ACTOS DE HABLA: EJEMPLO Y DUDAS

Escribo esta entrada como segunda parte de mis consultas, porque la teoría de los Actos de Habla de Searle se me resiste todavía en uno de sus puntos, considero yo, más interesantes: Los actos de habla indirectos, es decir, aquellos que guardan una fuerza ilocutiva que no es la que podríamos pensar de una forma "pragmática" por sus indicadores gramaticales explícitos.

Comenzaré por enumerar las tres oraciones en las que basaré mi entrada: Te sugiero que no sigas por ese caminoEnhorabuena: Has conseguido acabar con mi paciencia;   Pero, ¿cómo has sido capaz de mentirme?

Según Searle, hay una serie de indicadores de fuerza - a los que me he referido antes como gramaticales- que, para los propios enunciados realizativos, permiten su reconocimiento inmediato como tipos de actos de habla. Lo que sucede es que para que estos enunciados sean felices, es decir, exitosos, deben reunir unas condiciones de éxito: preparatorias y de sinceridad. 

En el caso de los enunciados que he encontrado, considero que, siguiendo los indicadores de fuerza, los tres representarían actos de habla ilocutivos con intención de aconsejar, felicitar y preguntar, respectivamente. A pesar de que nuestro cerebro, como hemos comentado desde el primer día, es bioquímico, enseguida comprendemos que no es lógico que se nos felicite por haber desquiciado a alguien, se nos sugiera que no sigamos por un camino (supongamos que las condiciones preparatorias reflejan un tono serio), o se nos interrogue por nuestra habilidad de mentir a alguien.

Decimos entonces que tienen una fuerza ilocutiva indirecta, es decir, que por nuestro conocimiento del contexto y del mundo, lo que sabemos es que A amenaza a B en la primera oración, en la segunda, A insulta a B, y en la tercera, A recrimina a B algo o le pide explicaciones. Es decir, que, segun Searle, las condiciones esenciales que están presentes en estos enunciados avanzan cualitativamente:

- En el primero, no se cuenta con una sugerencia, sino que hay una intención de amenaza o de obligación por parte del emisor.
-En el segundo, A no tiene ninguna intención de felicitar a B. La fuerza ilocutiva indirecta llega al desprecio o al insulto.
-En el tercero, A no realiza una consulta a B, sino que le está recriminado la acción de mentir.

Entonces, en lugar de los tres enunciados iniciales, nuestro cerebro entiende estos:
- Ni se te ocurra seguir por ese camino.
- Siéntete mal, has acabado con mi paciencia.
- ¿Por qué me has mentido?

De todo ello surgen dos dudas: ¿Es válida esta "traducción" de los actos de habla del principio en estos últimos? ¿Podría considerarse el segundo de los tres ejemplos una implicatura conversacional particularizada que incumple la máxima de cualidad (se dice algo que se cree falso, porque se da la enhorabuena por algo que no la merece)?





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