Ahora mismo, el diario El Mundo, publica en su versión digital "Amenazan de muerte al juez que imputó a Sarkozy". La noticia trata sobre el juez Jean-Michel Gentil, ya que ayer por la noche recibió una carta amenazante con varios casquillos de bala. El Sindicato de Magistrados francés denunció el hecho y la policía francesa se encuentra investigando el asunto para dar con el paradero de los autores de las amenazas. Sin embargo, yo cuando leo el titular no pienso eso, sino que me hago la idea de que le han amenazado por haber llamado a declarar al expresidente francés conservador Nicolas Sarkozy. No obstante, en ningún momento se establece ninguna relación de causa-consecuencia entre Sarkozy y la amenaza; ya que "que imputó a Sarkozy" tan solo es una proposición subordinada adjetiva, cuyo antecedente es el sustantivo juez. De hecho, el diario El Mundo no se conforma con emplear dicha subordinada, sino que además explica por que Gentil tomó declaración a Sarkozy. Fue por el caso Bettencourt, ya que Sarkozy presuntamente se aprovechó de la demencia senil de la dueña del imperio cosmético de L'oreal, Liliane Bettencourt, para financiar su campaña electoral en 2007 (cuando se hizo con la presidencia de la nación gala). ¿Por qué El Mundo no tituló "Amenazan de muerte al letrado francés Jean-Michel Gentil", y por qué explica el caso Bettencourt en la noticia? Además, seguro que ese juez ha tenido a lo largo de su vida profesional muchos mas casos aparte de la investigación sobre Sarkozy. La respuesta a las preguntas anteriores bien podría encontrarse en el Principio de Cooperación de Grice, ya que debido a la Máxima de relación o relevancia, esperamos que todo lo que se nos diga sea algo de considerable importancia y que haya que tener en cuenta. De lo contrario, no se diría. El Mundo utiliza ese titular ya que así consigue generar la atención de los lectores, ya que el subconsciente humano va a relacionar a la amenaza con Sarkozy, debido a la máxima de relevancia explicada anteriormente.
El enlace a la noticia es el siguiente: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/28/internacional/1364441434.html
Escrito por: Jorge CALLEJA
jueves, 28 de marzo de 2013
martes, 19 de marzo de 2013
LOS ACTOS DE HABLA: MARIANO RAJOY
Inauguro las entradas consultivas del grupo EntreLetras...
Tras la visualización del vídeo del presidente del Gobierno en el que niega categóricamente su vinculación con el caso Bárcenas, me gustaría señalar una serie de enunciados que considero constituyen unos actos de habla ilocutivos de categorías concretas, pero en los que no aparecen especificadas formas lingüísticas características de ellos:
- "Nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte". Considero que este es un acto de habla ilocutivo del tipo compromisivo, ya que lo que Mariano Rajoy pretende es lograr en el receptor la actitud de creer en sus palabras y su versión de los hechos. Salvo una ristra de cópulas negativas, adverbios de negación y adjetivos indefinidos, no hay una forma lingüística que especifique que así lo sea (no dice "juro que" o "prometo que", por razones de su cargo, etc.).
Sin embargo, del mismo modo me atrevo a considerar que, en lugar de ser compromisivo, es un acto de habla descriptivo, pues la oración es enunciativa y la única diferencia con un asertivo explícito es que este último incluiría "afirmo que", "declaro que"...
Otro asunto es si reúne las condiciones de éxito para ello, que no las posee por la dificultad de las personas de creer en unas palabras que no pueden demostrar la veracidad de lo que enuncian por existir pruebas físicas de lo contrario.
Descarto la posibilidad de que sean realizativos: ni sus emisiones son acciones ni quedan impunes ante la posibilidad de juzgarse como falsos o verdaderos.
Las demás frases con las que encuentro el mismo problema son las siguientes:
- En este partido no se pagan cantidades que no hayan sido registradas en la contabilidad del partido ni que resulten físicamente opacas.
-No es cierto que hayamos percibido dinero en metálico que hayamos ocultado al Fisco.
- Todas nuestras retribuciones se han ajustado a la más estricta legalidad a lo largo de todos estos años.
¿Compromisivos o asertivos? He ahí mi comentario.
domingo, 10 de marzo de 2013
UN POCO DE PUBLICIDAD...
Los publicistas se caracterizan por estudiar el
comportamiento que vamos a desarrollar tras ver anunciados sus productos. Del mismo modo
que los consumidores no estamos capacitados para desentrañar el poder de este
lenguaje (parece como si, simplemente, aceptásemos el impulso a comprar), los
anunciantes juegan con nuestras reacciones.
No esperan que nos hagamos partícipes de un diálogo con ellos, sino
que la única que respuesta que esperan es la adquisición de sus productos. Es
decir, que debemos esperar que incumplan el Principio de Cooperación de Rice y
pensar que serán oscuros, ambiguos y desordenados, porque su única intención es
destruir nuestra bioquímica para introducir un deseo que, posiblemente, no
teníamos.
Es lo que ocurre con este anuncio de la marca de gomina, laca y espuma
para el pelo Giorgi, protagonizado por David Bisbal. El cantante ya comienza su
monólogo con una frase que deja descolocado al receptor: ¿Cómo lo hago para seguir siendo yo mismo? Cuidando lo que me define. Es un doble
sentido de manual, porque ¿qué define a Bisbal? ¿Es su laca (la función del
producto es definir el pelo? ¿Su personalidad?... El consumidor ya tiene un
primer dato: el producto que le anuncian cuida y define. He aquí la primera
implicatura conversacional generalizada, que incumple una de las cuatro
submáximas de modo: No evita la ambigüedad.
Pero la frase que no deja indiferente a quien ve este anuncio es “Se fijarán
en ti”. ¿La gente se fijará en mí si utilizo Giorgi? ¿O la espuma hará que
mi pelo se fije y permanezca definido? Otro doble sentido y otra implicatura
que es igual que la anterior. El anunciante espera que, ante la ambigüedad de
esta expresión, aceptemos los dos interrogantes como buenos, y ello nos acerque
más a la compra del producto. Implicaturas en la publicidad, efectividad del
mensaje.
McDonald’s es otro clásico de los eslóganes publicitarios. Desde su
universal I’m lovin’ it hasta uno de
sus últimos recursos publicitarios ¡Qué
poco te cuesta!, la cadena de comida rápida más exitosa del mundo ha
utilizado innumerables estrategias comerciales para aumentar su imperio del fast food. Incluso a las
presuposiciones. Sin ir más lejos, el anuncio con el que McDonald’s promociona
su nueva campaña de 2013 es un gran ejemplo de su juego con las relaciones de
sentido. El nuevo eslogan que difunde es “en McDonald’s, lo importante no es que
vengas, es que vuelvas”. Parece un juego de palabras sin importancia,
pero engloba una presuposición que es poderosa en la forma: Volver es un verbo iterativo que implica
que ya se ha estado alguna vez en algún sitio. Si lo importante para McDonald’s
es volver, es porque, al menos, se ha ido una vez. Además, el verbo volver no
implica solo una segunda vez, sino que nuestro cerebro lo asocia con un hábito
de consumo en esta cadena de restaurantes más arraigado. Sumado a una serie de
recursos visuales (diseño de los restaurantes, precios económicos en gran gama
de productos, servicios adicionales), el efecto de esta relación de sentido es
total.
Por FRAN GIMÉNEZ ESCALONA
sábado, 9 de marzo de 2013
Cuatro apuntes sobre el matrimonio homosexual (Luis del Pino).
Ayer (por el 3 de marzo), el ministro de Interior hizo unas
declaraciones absurdas sobre el matrimonio homosexual, a las que inmediatamente
se ha respondido con descalificaciones del ministro no menos absurdas, por
parte de los defensores del matrimonio homosexual.
Permítanme unos cuantos apuntes sobre el tema, porque me parece
que el nivel del debate es francamente penoso.
1) ¿Qué derechos tienen
los homosexuales?
Aunque todos solemos
recurrir a esa forma abreviada de hablar (derechos de las mujeres, derechos de
los murcianos, derechos de los castellanohablantes), se trata simplemente de
una abreviatura. Y esas abreviaturas son peligrosas cuando se las toma en
sentido literal, porque conducen a la imposición de normas discriminatorias.
Los "derechos de
los homosexuales" no existen, como tampoco existen los "derechos de
los heterosexuales". Y no existen por la misma razón que no existen los
"derechos de los negros" o los "derechos de los blancos":
porque suponer la existencia de derechos inherentes a la raza constituiría, en
sí mismo, la plasmación de una diferencia por origen racial.
Lo único que existe son
los "derechos de las personas", que le corresponden a toda persona
por el simple hecho de ser persona, no por lo que esa persona sea.
2) ¿Se trata de un tema
privado? ¿Se trata de una cuestión moral?
En el debate sobre el
matrimonio homosexual, frecuentemente encuentro repetido el argumento de que
quién es nadie para decir si deben o no casarse las parejas homosexuales o para
imponer una determinada concepción moral del matrimonio. Pero se trata de otro
equívoco más.
Lo que se debate no es
cómo elige cada uno su vida sexual. Eso es un tema privado y a nadie se le
impide hoy en día vivir con una señora, o con un señor, o con tres de cada
sexo.
Tampoco es un debate
semántico sobre a qué "llama" cada uno matrimonio. Por la sencilla
razón de que a mí nadie me impide irme a vivir con dos señoras y llamar YO a
eso matrimonio o referirme a cada una de ellas diciendo "una de mis
esposas"
El problema real no es a
qué se LLAMA matrimonio sino a qué se RECONOCE jurídica y socialmente como
matrimonio. Es decir: quién puede optar a ventajas fiscales, pensiones,
adopción, etc.
Por tanto, no es en
absoluto un tema privado ("Deja que YO me case con quien quiera"),
sino un tema completamente público ("Quiero que LA SOCIEDAD me reconozca
mi matrimonio, con todos los efectos jurídicos y económicos
correspondientes").
En consecuencia, es un
tema que afecta a toda la sociedad, porque reconocer una ventaja fiscal o un
disfrute de pensión implica que el resto de la población tiene que asumir el
coste correspondiente.
Así que por supuesto que
el tema del matrimonio homosexual puede, y debe, ser discutido por la sociedad,
como puede y debe ser discutido el tratamiento que se le da al matrimonio
heterosexual o al poligámico.
3) Para los que quieran
debatir en serio sobre el tema
Para los que quieran debatir en serio sobre el matrimonio
homosexual, y enterarse de cuáles son los conceptos que se ventilan, adjunto
aquí el enlace a los artículos que en su día escribí sobre el debate vivido en
torno a este tema en California. Se trata de un debate interesantísimo y que
plantea cuestiones importantes sobre cuál es la definición de
"derecho" y sobre cuáles son los límites (si es que existen) de la
voluntad popular en una democracia.
4) Tres preguntas a modo
de resumen
Pregunta para un bando:
¿por qué habría que legalizar el matrimonio homosexual y no el matrimonio
poligámico?
Pregunta para el otro
bando: ¿por qué a una pareja heterosexual estéril sí se le puede dar
tratamiento jurídico de matrimonio y a una pareja homosexual no?
Pregunta para los dos
bandos: en una democracia, ¿quién decide qué es un derecho y qué no lo es, y
cómo lo decide?
RELACIONES DE SENTIDO
1
– “Aunque todos solemos recurrir a esa forma abreviada de hablar”:
Presupone que, como nombra a continuación, cuando hay un tema polémico, casi
todo el mundo utiliza una serie de términos que, según el autor, son
abreviaturas de lo que sería el término correcto.
2 – “Los
"derechos de los homosexuales" no existen, como tampoco existen los
"derechos de los heterosexuales". Y no existen por la misma razón que
no existen los "derechos de los negros" o los "derechos de los
blancos"”: Estas frases entrañarían que
en el mundo hay homosexuales, heterosexuales, negros y blancos y que
cada cual tiene unos derechos por ser persona y no por su raza, orientación
sexual, etc.
3 – “, no es
en absoluto un tema privado”: Es una contradicción ya que supone que es un tema
público.
4 – “…en su día escribí sobre el debate vivido en torno a este tema en
California”. : Esto entraña que en su día también hubo un debate y una polémica
sobre el matrimonio homosexual en California y que, como aquí, se discutieron
los mismos aspectos.
5 – En el último punto “Tres
preguntas a modo de resumen” el autor da por hecho, que el tener un pensamiento
u otro entraña que se deban formular esas preguntas a sí mismos para buscar
sentido al pensamiento contrario. Estas preguntas entrañan que unos piensan de
esa manera y los otros de otra.
ACCIONADORES PRESUPOSICIONALES
Verbo implicativo: “suponer la existencia de”
Verbo de cambio de estado:”solemos repetir”
Verbo iterativo: “encuentro repetido”
Cláusulas temporales: “hoy en día”
Cláusulas de relativo no
restrictivas: “porque
suponer la existencia de derechos inherentes a la raza constituiría, en sí
mismo, la plasmación de una diferencia por origen racial”.
Carlos García Tejedor.
miércoles, 6 de marzo de 2013
El pasado viernes 1 de marzo, Juan José Millás publicó la
siguiente columna en El País:
¡Cáspita!
¿Cómo digerir lo de los 21.300 euros mensuales que le pagaban a Bárcenas
las mismas personas que a usted y a mí nos imponen austeridad?
Como ustedes saben, este periódico es muy bien
hablado. Procuramos, por ejemplo, no decir que estamos hasta los cojones para
expresar que estamos hartos. Y evitamos en lo posible palabras como mierda. Así
que cuando a uno le entran ganas de decir que está hasta los cojones de no ver
más que mierda desde que se levanta hasta que se acuesta, se reprime y pone que
ya vale, cáspita, de provocar. A ver si no es una provocación lo de los 38
millones de Bárcenas, reunidos a base de llevar la contabilidad de una
panadería por las noches y de vender enciclopedias a domicilio los sábados por
la mañana. ¿Cómo llamar, por otra parte, a lo de su falso despido y al
galimatías en diferido de Cospedal, que en un minuto es capaz de decir más
mentiras de las que caben en dos horas? ¿Y cómo digerir lo de los 21.300 euros
mensuales que le pagaban las mismas personas que a usted y a mí nos imponen
austeridad y nos recomiendan aspirinas para la hepatitis? 21.300 euros, por
cierto, de usted y míos, ya que el PP se financia con nuestros impuestos. Por si
no bastara, ahora quizá tengamos que hacernos cargo también del paro de ese
multimillonario y evasor fiscal, valga la redundancia, que maneja a Rajoy como
a una marioneta.
Pero el telediario está empezando. Aún no ha salido
la princesa Corinna echándonos en cara los trabajos confidenciales que ha
realizado para este pobre país sin cobrarnos un duro (gracias), ni han emitido
las imágenes de esa niña con epilepsia a la que Ana Mato ha condenado a muerte.
Aún no ha aparecido el analista de turno que calificará a Monti de realista
(¿desde qué idea de realidad?) y a Beppo Grillo de payaso (¿comparado, digamos,
con Montoro?). Querido redactor jefe, ¿es o no es para escribir con todas las
letras que estamos hasta los cojones de la mierda que nos obligan a tragar desde
la mañana hasta la noche?
A continuación vamos a entresacar y analizar
algunas implicaturas y presuposiciones.
" Cospedal, que en un minuto es capaz de decir
más mentiras de las que caben en dos horas"
Juan José Millás muestra aquí una implicatura
conversacional particularizada, ya que rompe deliberadamente una de las máximas
por lo que el lector también lo percibe de un modo directo. Es decir, no
estamos ante un caso de ambigüedad que el subconsciente humano omita, sino que
el lector se da cuenta de que lo que se cuenta es imposible que se real al pie
de la letra. La máxima que se viola es la máxima de cualidad, debido a que no
es veraz dicha afirmación. Solo por el hecho de que alguien diga un número muy
elevado de mentiras en un minuto; siempre podrá decir muchas más en dos horas,
ya que es un periodo temporal mucho más amplio. Esto se conoce como hipérbole,
que es una exageración de la realidad. Por tanto existe una diferencia entre lo
que se dice y lo que se quiere implicar. Millás utiliza esa expresión para
manifestar que la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, recurre
frecuentemente a la mentira.
"Esa niña con epilepsia a la que Ana Mato ha
condenado a muerte"
Al igual que en el caso anterior, se trata de una
implicatura conversacional particularizada puesto que el autor ha roto la
máxima de cualidad. La información en sí no es veraz por varios motivos: Uno,
en España no existe la condena a muerte; dos, Ana Mato no es una jueza, sino
una dirigente del Partido Popular (recordamos que en nuestro país existe la
división de poderes, de modo que la función judicial no la ejerce el poder
ejecutivo), y por último, Ana Mato no ha impuesto ningún tipo de condena, ni
sobre esa niña ni sobre nadie más. Estamos por tanto ante una hipérbole, ya que
Ana Mato es la actual ministra de Sanidad del Gobierno de España, por lo que
Juan José Millás considera que la disminución en el gasto público sanitario del
actual ejecutivo conlleva el deterioro de la calidad de vida de los enfermos de
epilepsia. De ahí que utilice esa exageración.
"Los 38 millones de Bárcenas, reunidos a base
de llevar la contabilidad de una panadería por las noches y de vender
enciclopedias a domicilio los sábados por la mañana"
Es una implicatura conversacional particularizada
debido a incumplir la máxima de cualidad. Sin embargo, no se ha infringido por
usar una hipérbole, sino una ironía. Una vez que se lee todo el texto, queda
claro que Juan José Millás no pretende defender la honestidad del ex tesorero
del Partido Popular Luis Bárcenas, sino denunciar las situaciones en las que
alguien se aprovecha de un cargo público para enriquecerse a nivel particular.
No obstante, si dijera que "Bárcenas ha robado dinero público", Millás
podría verse expuesto a una sanción por omitir el derecho a la presunción de
inocencia. Al usar la ironía (que consiste en decir lo contrario de lo que se
piensa), el lector sabrá perfectamente que lo que realmente Millás les quiere
transmitir es que Bárcenas no se ha enriquecido por llevar la contabilidad de
una panadería ni por vender enciclopedias los sábados por la mañana.
"Está hasta los cojones de no ver más que
mierda desde que se levanta hasta que se acuesta"
Mediante esta oración se presupone que desde que
cualquier ciudadano se despierta y se pone en contacto con la realidad a través
de los medios de comunicación, prácticamente tan solo va a recibir información
sobre "mierda" (Millás se refiere con este término a los casos de
corrupción). La razón de que la oración tenga esa presuposición es que es imposible
"estar hasta los cojones" de algo que no suceda. El accionador
presuposicional es la locución verbal "estar hasta los cojones", que
equivale al verbo factivo "estar harto".
"¿Cómo llamar, por otra parte, a lo de su falso
despido?
A partir de esta oración interrogativa, se presupone
que se ha anunciado un despido aunque en realidad no hubo nadie despedido.
Concretamente, Millás se refiere al caso Bárcenas, ya que la secretaria general
del PP, Dolores de Cospedal anunció que Luis Bárcenas había sido despedido en
2010, pero se ha demostrado que Bárcenas ha seguido ligado al PP hasta hace
escasas fechas. Es decir, la base sobre la que se asienta la oración es el
falso despido. El accionador presuposicional es el pronombre interrogativo
"¿Cómo?"
"¿Cómo digerir lo de los 21300 euros mensuales
que le pagaban las misma personas que a usted y a mí nos imponen
austeridad?"
La presuposición de esta oración interrogativa es
que a alguien le pagaban 21300 euros cada mes, ya que de lo contrario, el autor
no se preguntaría acerca de "cómo digerirlo". Una vez que se lee el
texto entero, se comprende que a quien pagaban 21300 euros mensuales es a Luis
Bárcenas, y quienes lo hacían son algunos de los actuales miembros del
Gobierno. El accionador presuposicional es el pronombre interrogativo
"¿Cómo?".
martes, 5 de marzo de 2013
IMPLICANDO... AL REY JUAN CARLOS
Es de dominio público que el reinado de Juan Carlos I no atraviesa por
su mejor momento. A los escándalos de corrupción que sacuden a la Casa del Rey
y las peticiones de abdicación realizadas desde el PSC, se suma el delicado
estado de salud del Monarca. Don Juan Carlos pasa estos días en el hospital La
Milagrosa por una nueva intervención quirúrgica.
Analizando algunos de los comentarios surgidos tras la operación, es
posible descubrir algunas implicaturas
conversacionales. Si bien parecen inocentes declaraciones en las que uno
puede pensar que tiene toda la información posible, cuando nos paramos a pensar
en ellas observamos lo siguiente:
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno: “He visto al Rey muy animado y muy bien… y por ello se ha mostrado
convencido de que se recuperará muy pronto”.
S.M. la Reina Sofía: “El
Rey se está recuperando muy bien y seguramente caminará un poco esta noche”.
Tanto en las afirmaciones del presidente como de la Reina hay una
presencia constante de implicaturas escalares, que, dentro de las implicaturas
conversacionales generalizadas, incumplen la máxima de no dar toda la
información que se requiere para el propósito de la conversación.
Pues bien, estados de ánimo (animado, convencido) y adverbios de
tiempo (pronto) y probabilidad (seguramente). Todo matizado con un cansino “muy”.
¿Por qué ser tan hiperbólicos? ¿Por qué llevar al extremo dos oraciones sobre
la recuperación del Rey? Esa insistencia en utilizar lo que los ingleses llaman
extreme adjectives nos quiere decir,
o bien que es cierto que el jefe del Estado se restablece a marchas forzadas, o
bien que, si no se utilizasen estos superlativos, el receptor, esto es, los
millones de españoles pendientes del futuro de la Monarquía, comprendería lo
evidente: que no solo físicamente, sino anímicamente, don Juan Carlos no se
encuentra todo lo bien que precisaría un jefe de Estado en funciones.
No se da la evidencia, se prefiere la frase hecha, la hipérbole. La
implicatura escalar sirve aquí para calmar los vientos de abdicación que soplan
por el panorama mediático de hoy.
Escrito por: Fran Giménez
lunes, 4 de marzo de 2013
Presuposiciones e implicaturas
Los textos de opinión que aparecen, a diario, en los periódicos están
plagados, en su mayoría, de contenido no
argumentado. La persona que lo firma, ya sea un periodista o un docto en el
tema a tratar, pocas veces demostrará detalladamente al lector los argumentos
que esgrime. En cambio, el autor si se servirá de oraciones que trasladen al
lector a su raciocinio, del que difícilmente podrán escapar, al ser
arrastrado por un cúmulo de preposiciones o implicaturas.
A continuación, se analiza un texto de opinión escrito por Ana Noguera, en
el diario EL PAÍS. Desmantelar el actual sistema político, carente de toda
utilidad y enquistado tanto por dentro como por fuera, es la utopía que Noguera
persigue a través de cada una de las frases de este texto.
Texto adjunto:
¿Unos
‘pactos de la Moncloa’ contra la corrupción?
"Necesitamos autoridad moral de
forma urgente para instaurar las reformas profundas que se impongan a los
sistemas de partidos"
Hemos tocado fondo a nivel político. Los
últimos datos publicado por EL PAÍS sobre el entramado Bárcenas confirman que
esto no es cosa “de cuatro trajes” ni “de cuatro corruptos”, sino una forma de
hacer política deshonesta, inmoral e ilegal, que partiendo del estómago del
partido ha intoxicado la circulación sanguínea de la democracia.
¿De cuántos contratos públicos amañados
hablamos? ¿De cuántas comisiones ilegales? ¿De cuántos tratos de favor,
información privilegiada, malversación de fondos, contabilidad paralela y
relaciones deshonestas entre empresas y políticos? Lo que
estamos conociendo nos sitúa como país
en los niveles más altos de contaminación y corrupción, similar a gobiernos
dictatoriales, sin sistema de representación democrática y sin
separación de poderes.
El entramado no nos deja heridos, sino inhabilitados políticamente. ¿Qué
hacemos? Si todo lo publicado es cierto (y la investigación judicial está
demostrando lo profundo del asunto), la salida es bien complicada: dejarlo
pasar significa estar encharcados en la corrupción a todos sus niveles, hay que
tirar de la manta, pero ¿quién?
El problema es que el sistema democrático se tambalea; la mayor situación de descrédito y debilidad
la representan los partidos políticos, a quienes necesitamos en estos
momentos más fuertes, sólidos, transparentes y democráticos que nunca, pero que
en cambio se han convertido en el enemigo
ciudadano.
No parece posible que los propios partidos políticos puedan salir por sí
solos de esta situación. Al contrario, siguen de forma endogámica, jugando con las mismas viejas reglas
que hoy resultan incomprensibles para una ciudadanía harta, indignada y que se
siente estafada. No sólo es que se siente estafada, sino que lo ha sido. ¿En manos de quién podemos confiar la
transparencia política, la regeneración democrática y el cambio interno de los
partidos políticos? ¿A quién se lo encargamos: al presidente de Gobierno?
La reacción de la cúpula del PP ha sido la clásica: negarlo todo, matar al mensajero, y seguir hacia
delante a ver si todo escampa. Es
cierto que no todos los partidos ni todos los políticos están implicados o
manchados. Muchos políticos están dando la cara en las horas más bajas
de credibilidad del sistema, denunciando y sacando a la luz las malas
prácticas, ejerciendo la política no sólo con honestidad, sino con dosis de
heroísmo. Pero la injusta percepción de que todo está corrupto y todos son
iguales, les pone enormes piedras en el camino.
Por una parte, tenemos el hartazgo social con el estupor y el descrédito de
no confiar en nadie, la corrupción política económica que ha manchado al
conjunto de instituciones democráticas sin excepción, que impiden que la
Política se ejerza como una solución. Por otra parte, el arco parlamentario
actual es demasiado débil para abordar la regeneración democrática de forma
profunda: el PP no lo va a hacer (se juega demasiado), el PSOE manifiesta una
debilidad interna y orgánica grave, además de arrastrar errores y gestiones pasadas
que lo dejan maniatado, y otros partidos que están escalando posiciones, aún
mantienen una enorme distancia electoral y parlamentaria que les impide dar un
vuelco a la situación.
¿Cómo conseguimos desmontar la élite de poder
que ha utilizado las instituciones públicas como cortijos para saquear dinero? Y ¿cómo
invertir la pirámide representativa, que permite que sigan gobernando y
ejerciendo el poder los que utilizan métodos deshonestos porque el sistema les
beneficia (presiones, maletines, comisiones, amenazas …)?
La sociedad civil es la que está demostrando mayor nivel de civismo y
compromiso, salvo que no tiene capacidad articulada, ni tampoco le corresponde
el papel de sustituir a las instituciones existentes.
Nuestra Constitución española no necesita
un lavado de imagen; necesita una profunda revisión que aborde
como principal objetivo la reforma electoral, la imprescindible reforma
orgánica de los partidos políticos y su financiación, la inspección y
vigilancia contra la corrupción y la
inmediata sanción de los corruptos que no puedan ser cobijados en el interior
de las organizaciones, la separación de los papeles público-privado, los
derechos universales e innegociables de los españoles, el crecimiento económico
y el ineficaz sistema laboral español, el modelo productivo de nuestro país…
entre otros asuntos. No podremos solucionar los problemas económicos y sociales
del país, la desigualdad social y el crecimiento laboral, si no abordamos la
profunda revisión democrática. Pero, ¿quién
tiene en estos momentos autoridad moral para plantear un gran acuerdo por
encima de los partidos políticos (que son juez y parte en estas decisiones)?
Al igual que en el año 77 se consiguieron los Pactos de la Moncloa, hoy
necesitaríamos un Pacto de Reforma del Sistema Democrático que responda a los
desafíos actuales y ponga límites a las perversiones que estamos sufriendo, no
sólo desde el ámbito político y económico, sino también moral. Necesitamos
autoridad moral de forma urgente para instaurar las reformas profundas que se
impongan a los sistemas de partidos.
Ana Noguera es miembro del Consell Valencià de
Cultura.
No hace falta esperar
mucho para hallar las primeras presuposiciones, presentes en el segundo párrafo
del artículo. “¿De cuántos contratos
públicos amañados hablamos? ¿De cuántas comisiones ilegales? ¿De cuántos tratos
de favor, información privilegiada, malversación de fondos, contabilidad
paralela y relaciones deshonestas entre empresas y políticos?” Los
accionadores de esta serie de presuposiciones son los pronombres interrogativos
cuántos y cuántas. De este modo, la autora del texto sobreentiende que se conoce,
de manera generalizada, la existencia de la corrupción, con sus correspondientes
contratos públicos amañados, sus comisiones ilegales, sus tratos de favor, etc.
“Lo que estamos conociendo nos
sitúa como país en los niveles más altos de contaminación y corrupción, similar
a gobiernos dictatoriales, sin sistema de representación democrática y sin
separación de poderes.” En
esta presuposición, el accionador se encuentra en la comparación que hace
Noguera del sistema democrático español con los gobiernos dictatoriales,
mediante la estructura comparativa similar
que. Así pues, gracias al uso de esta estructura, se consigue equiparar la
actual situación democrática con la vivida en los países regidos bajo una
dictadura, y así presuponer que las condiciones en ambos sistemas
gubernamentales son las mismas.
“La mayor situación de descrédito y debilidad la representan los
partidos políticos […] que se han convertido en el enemigo ciudadano. En esta oración,
se encuentra una doble presuposición. Por un lado, la atribución del descrédito
y la debilidad a los partidos políticos, debido a la expresión referencial. Por
otro lado, la utilización del verbo convertir que implica un proceso de
enemistas que antes no existía, pero que ya se ha establecido.
Avanzando en la lectura del texto, encontramos otra presuposición en el
siguiente fragmento: “¿En manos de quién podemos confiar la
transparencia política, la regeneración democrática y el cambio interno de los
partidos políticos?”. Al igual
que en la primera presuposición analizada, el accionador de ésta es un
pronombre interrogativo. En este caso, quién.
Además, en
este mismo párrafo, también, está presente una implicatura conversacional por
parte de la autora. “¿A quién se lo
encargamos: al presidente de Gobierno?”. Al referirse al presidente del
gobierno como posible solución del problema, la autora muestra la incapacidad de
Rajoy para liderar las nuevas reformas políticas. De esta manera, se incumple
la máxima de cantidad, al aportar más información de la que realmente sería
necesaria para la correcta comprensión del lector.
El incesante
encadenamiento de presuposiciones e implicaturas en este artículo es, sin embargo,
interrumpido por su autora. En el párrafo sexto, encontramos dos frases que
sirven como desaccionadores o, mejor dicho, limitadores de los efectos que las
presuposiciones habían ido provocando en el lector anteriormente. “Es cierto que no todos los partidos ni todos
los políticos están implicados o manchados.” En esta primera oración, se
aclara que si bien existe la corrupción, no se ha extendido a todos los
partidos. La segunda le sirve a la autora para argumentar su opinión en una
base fundada y sustentada en formas de concepción aceptadas universalmente. “Pero la injusta percepción de que todo está
corrupto y todos son iguales, les pone enormes piedras en el camino.”
En cambio,
estos dos desaccionadores sólo son una pequeña excepción durante todo el texto.
La autora, desde este párrafo hasta el final, continuará usando presuposiciones
e implicaturas con el objetivo de persuadir y seducir a los lectores de la idea
principal del artículo, que no es otra que la incapacidad de los políticos para
realizar la imprescindible reforma democrática.
En uno de los párrafos posteriores, se volverá
a aludir a la manipulación política y al saque de las instituciones por parte
de numerosos agentes políticos. “¿Cómo
conseguimos desmontar la élite de poder que ha utilizado las instituciones
públicas como cortijos para saquear dinero?” La utilización del pronombre
interrogativo cómo desviará la atención del lector de si lo que continúa a ese
pronombre es cierto o no. Es decir, lo que acompañe a ese accionador presuposicional
será aceptado.
La autora
sigue desarrollando su idea del regeneracionismo democrático y, para ello,
involucra en el proceso a la ciudadanía. Una ciudadanía que, tal y como
describe en el artículo, es una ciudadanía comprometida y con un mayor nivel de
civismo que el sector político. “La
sociedad civil es la que está demostrando mayor nivel de civismo y compromiso,
salvo que no tiene capacidad articulada, ni tampoco le corresponde el papel de
sustituir a las instituciones existentes.” En este caso, se atribuye a la
sociedad civil, mediante una expresión referencial, un alto nivel de civismo y
compromiso que, en ningún caso, está comprobado.
“Pero, ¿quién tiene en estos
momentos autoridad moral para plantear un gran acuerdo por encima de los
partidos políticos (que son juez y parte en estas decisiones)?” Uno de los últimos coletazos, en sentido
literario, que está en el texto es la necesidad del acuerdo por encima de los
partidos, el objetivo que Noguera busca desde el comienzo del artículo. Al
igual que en otras presuposiciones analizadas, se vuelve a hacer uso del pronombre
interrogativo para centrar en él toda la atención del lector, y para no
cuestionar la veracidad del contenido
que aparece en la oración.
Como ya
hemos comprobado, tras este detallado y minucioso análisis, las presuposiciones
y las implicaturas son elementos usados habitualmente por toda persona que se
disponga a difundir su mensaje y a convencer a los receptores de la veracidad
del contenido de éste. En realidad, estos elementos lingüísticos son
herramientas al servicio de emisores que quieren transmitir su verdad y que
necesitan ahuyentar o alejar toda especie de duda o incertidumbre en la mente
del receptor. No hay ninguna duda de que en muchas de las ocasiones los autores
se vean finalmente cazados por lectores con un alto nivel de gramática y
conocimiento en el campo de la lógica, pero, en otras, logran esquivar todas
los avisos y las barreras presentes en el cerebro del receptor, y pasan a
convertirse en verdaderos magos de la palabra, en puros deformadores de la
realidad.
ANTONIO PARDO
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