“Los mossos cargan contra manifestantes en Barcelona y detienen a cinco
de ellos. En la protesta de estudiantes hubo lanzamiento de piedras contra los
agentes”.
Nos encontramos frente a una implicatura conversacional generalizada,
en donde se incumple de forma muy clara la máxima de relación o relevancia. ¿Por
qué? Analicemos más de cerca la frase. Si en la manifestación hubo lanzamiento
de piedras contra los Mossos d’Esquadra, el lector va a entender en primer
lugar que esas piedras fueron lanzadas por las personas que se manifestaban. Es
posible que el reportero transmita algo relacionado con lo que se está
hablando, y nuestro cerebro va a eliminar esa ambigüedad sin ningún escollo. No
obstante, negamos la posibilidad de que esa agresión proceda de personas infiltradas
en la manifestación y ajenas a lo que en ella se defendía. Pero nuestra
bioquímica nos lleva a pensar lo que mayor repercusión e importancia tiene.
Algo que, por cierto, es utilizado desde el poder con frecuencia en estos
momentos: Las manifestaciones como algo ilegítimo y violento.
“Carreteras cortadas y más de dos mil alumnos sin clase por el
temporal”.
En el castellano, la conjunción copulativa “y” es percibida únicamente
como adición o suma de elementos. Es decir, entendemos que primero sucedió una
cosa y después la siguiente; que las carreteras quedaron cortadas y 2000
alumnos no fueron a clase. Esta oración conlleva implicatura, a pesar de que es
breve, ordenada y no se presta a ambigüedad. Y es implicatura porque los datos
se presentan ordenados y percibimos que la segunda es consecuencia de la
primera. Al tener un conocimiento de esta conversación o discurso, se entiende
esta relación de causa-efecto.
Un ejemplo similar de implicatura conversacional generalizada con
incumplimiento de la máxima de modalidad lo encontramos en “Roberto no mejora y Alcolea será titular”, titular de la sección
de deportes del diario. Especialmente los seguidores del Real Zaragoza
entendemos que el hecho de que Alcolea sea titular en el equipo es consecuencia
de la baja del portero titular, Roberto. Así, la conjunción es percibida como
un elemento indicador de la causa y el efecto, nunca como algo que contribuye a
la formación de un todo sin
interrelación, como sería este ejemplo: “Roberto
no mejora y el precio de las entradas más baratas se mantiene en 50 euros”.
“Su papado nos deja muchas lecciones”. Santiago Aparicio, vicario de
la Diócesis de Zaragoza.
No podía faltar a la cita la renuncia del papa Benedicto XVI, que
tanta repercusión ha tenido en los medios de comunicación durante las últimas
semanas. Esta frase fue pronunciada por un clérigo aragonés ayer, día final del
papado de Joseph Ratzinger. Es una implicatura escalar, un ejemplo de que
nuestro cerebro piensa de que siempre se nos ha dado toda la información. Pero
¿es lo suficientemente informativa para el propósito del diálogo? Nada más
lejos de la verdad. Al utilizar un determinante indefinido como “muchas”, el
emisor nos pretende dar un mensaje que se encuentre un paso por delante de la
verdad. Haciendo balance de los casi ocho años de pontificado de Benedicto XVI,
su legado no es tan abundante en lecciones como predican los miembros del clero
secular, pero si no escuchamos la máxima gradación, nunca entenderemos el
máximo significado de las cosas.
“Berlusconi, investigado en Nápoles por corrupción y financiación
ilegal”. // “EEUU ayuda con 45 millones, pero sin armas, a la oposición siria”.
He elegido estas dos oraciones, titulares de dos breves del Heraldo de
Aragón, porque existe una oposición entre la primera, que presenta implicatura
conversacional generalizada, y la segunda, que no da lugar a mayores interpretaciones.
La primera refleja un incumplimiento de las submáximas de la máxima de modo,
porque la expresión alberga oscuridad y ambigüedad. ¿Realmente Berlusconi ha
cometido corrupción y financiación ilegal? ¿O es víctima de una mala
administración que lo ha condenado sin pruebas? Conociendo el brillante
historial de Il Cavaliere, nos decantamos por su culpabilidad, pero a efectos
lingüísticos la implicatura sigue vigente. Lo mismo sucede con otro ejemplo que
he encontrado páginas atrás: “Manning
dice ser culpable de filtrar datos clasificados”. No sabemos si ha sido
culpable de verdad, o si es una estrategia de su abogado defensor. Sabemos que
hay unos datos clasificados que fueron filtrados y sabemos que él es el
principal sospechoso. El hecho de presentar así la información hace que, por
nuestro desconocimiento de la situación, lo primero implique lo segundo.
En cuanto a la segunda, se da toda la información que requiere el
propósito de la noticia. Tampoco da más información de la necesaria. Es un
titular completamente informativo. Imaginemos que, en lugar de este,
encontrásemos “EEUU ayuda con 45 millones a la oposición siria”. ¿En concepto
de qué: armas, provisiones, equipamiento médico, etc? El receptor no tendría un
conocimiento completo de la situación, por lo que se incumpliría la máxima de
cantidad.
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